Viajar
Yo creo que no hay felicidad más plena y genuina que viajar. Y el que piense distinto que me lleve de viaje a ver si me convence. Viajar es de las pocas cosas que te da felicidad ANTES, DURANTE y DESPUÉS. Eso, para mí, es la verdadera esencia de la felicidad.
ANTES
Planificar el viaje, buscar hospedaje, mirar vuelos, mirar fotos de donde vas a estar y volverte loco de las ganas de estar ahí. Anotar mil y una cosas para hacer. Buscar consejos en blogs, buscar lugares para sacarte terribles fotos, twittear sobre el viajaso que te vas a pegar. Pensar: en un futuro yo voy a estar ahí, en frente de la torre Eiffel, de el Coliseo Romano. Ahí caminando por las calles de Irlanda, por las playas de California, así con mis amigos de todo el mundo.
Sentís una mezcla de emociones, estás ansioso, entusiasmado pero a la vez sentís un poco de miedo: “¿Dónde me metí?” pensé varias veces.
DURANTE
No hay chance de que pueda explicar este sentimiento con palabras, dudo que alguien alguna vez pueda. Creo que las fotos se acercan un poco más.
Estas ahí y, primero, no caes en donde estás, para donde mires todo es nuevo, emocionante e impactante. Tenés una sonrisa en la cara que no te podes sacar los primeros dias. Lo que tanto esperaste se cumplió, y aca estás; tomando tus clases en un país nuevo con una cultura nueva, con amigos nuevos y sabiendo que tenes millones de experiencias a la vuelta de la esquina. Sentís que podés con todo. Y querés llenarte de recuerdos de esta experiencia tan emocionante.
DESPUES
El después es dificil de expresar. Sentís que lo que viviste fue como un sueño. Se te pasó rapidísimo y volviste con ganas de seguir viajando. Viajar es adictivo. Real.
Miras las fotos, los videos, te mensajeás todo el día con la gente que conociste allá. Soltar, ¿quién te conoce?.
Volvés y ya no ves las cosas igual que antes. Después de viajar tan lejos y bancartela solo, te das cuenta de que podés con mucho más de lo que pensabas.
Te moris por contarle al mundo todas tus anécdotas, los lugares que más te gustaron, recomendarles mil veces que viajen. Y, obvio, empezar a planear el próximo.
Porque no es solo que sos feliz antes, durante y después de viajar, sino que, la felicidad de después de un viaje se suma a la de un antes de otro viaje que esté por venir. El bucle infinito más lindo y sano de todos.