Nunca es tarde para aprender un idioma
Está propiamente documentado que los niños, con sus intrínsecas capacidades de aprendizaje, tienen una ventaja sobre el resto de nosotros, así que es natural el lamentar no haber sido criado por un padre Italiano y una madre China en Alemania (un comienzo trilingüe en tu vida habría sido lindo, ¿no?)
Pero no es cierto que los adultos tengan que posponer sus metas de aprender un nuevo idioma. Aunque no vayas a despertarte mañana mismo hablando perfecto Italiano, Chino o Alemán, con el acercamiento correcto y mucha dedicación, no hay razón por la que los adultos no puedan también aprender un idioma. Es tan solo cuestión de ajustar tu actitud.
1. Podés cambiar tus expectativas
Si empezás a aprender después de la niñez, es poco probable que adquieras un acento nativo. Pero, ¿a quién le importa? La fluidez significa cosas diferentes para cada persona, y fuera de eso, ¿quién dijo que el aprender un idioma tiene que ser sí o sí para parecer nativo? La razón para aprender un idioma es para poder comunicarse con otras personas, así que no te presiones tanto.
Cambiá el “Quiero camuflarme entre los italianos y nunca ser – dios! – descubierto como extranjero”, por “Me gustaría poder hablarlo tan bien como lo hablaba en la escuela”, “Quiero poder leer libros de nivel intermedio en Italiano”, o “Quiero poder conversar con locales en una plaza mientras está de vacaciones”. Todos estos son objetivos más que razonables para aprendices adultos.
2. Tenés libertad para hacer lo que quieras
Ahora que hicimos un ajuste en la idea de lo que el éxito significa para vos, pasemos a considerar dos tipos de estudiantes: un chico de 6 años a quien sus padres lo anotaron para clases de Inglés los fines de semana, y un adulto que estudia después del trabajo. ¿A quién creés que le vaya mejor después de un año? Muchos, sabiendo que los niños posees cerebros que absorben como esponjas, dirían que el niño de 6 años. Está aprendiendo sin siquiera intentarlo, ¿verdad?
Otros, respondiendo desde la experiencia de saber que la motivación y determinación son bases valiosas para el éxito, apostarían al adulto. Y tienen un punto. Pensalo: está en clase porque quiere estarlo. Pagó con su propia plata y buscó el tiempo dentro de su día o vacaciones para estudiar. Claramente tiene un objetivo en su mente (ver punto 1) y conoce los pasos para conseguirlo. Porque tiene un objetivo, pone todo en práctica tanto fuera como dentro de la clase, y termina sorprendiéndose a sí mismo cuando el año concluye.
A pesar de no ser un hecho el que el adulto vaya a mejorart más que el niño, es muy probable. Los niños, a pesar de ser jóvenes y flexibles de mente, se distraen con mucha facilidad, necesitan recreos regulares y no son conocidos por meterle el 100% de sus ganas a las clases. Por otro lado, ¿un adulto motivado? Definitivamente.
3. Sos más estable económicamente
Es muy probable que los aprendices adultos más maduros tengan mucha más libertad de elección, la cual viene de la mano con el ser estables económicamente. No es ningún secreto que el pasar tiempo en el exterior sumergido en una nueva cultura y nuevo idioma recarga tu aprendizaje, y los aprendices adultos pueden generalmente regalarse a sí mismos ésta experiencia.
Ya sea que estén retirados, de vacaciones o eligiendo hacer un año sabático, los aprendices adultos se benefician enormemente de períodos de aprendizaje en el exterior o viajes. Y nuevamente – de la misma forma que en el ejemplo anterior de la clase – esta experiencia es una elección propia más que un objetivo impuesto por sus padres, por lo que es más probable que sea fructífera.
4. Tenés el beneficio de experiencias anteriores
Los aprendices adultos ya alcanzaron fluidez en por lo menos un idioma: el propio. Gracias a años de chateo, escritura y escuchas casuales en su idioma nativo, pudieron acumular una gran cantidad de conocimiento (seguramente de forma inconciente) de cómo funciona su idioma. Esta base de conocimiento se vuelve extremadamente valiosa al momento de aprender un nuevo idioma, especialmente si éste comparte raíces con el idioma madre (por ejemplo Español/Italiano o Inglés/Alemán).
Un aprendiz adulto puede fácilmente usar su lengua nativa como un punto de partida, considerando las conexiones entre los patrones de gramática o vocabulario de los dos idiomas. La diferencia entre idiomas que contrastan, por otro lado, son analizadas más fácilmente por las mentes adultas. En sí, esto es otra buena razón para adentrarse en el aprendizaje de un nuevo idioma.
5. Tenés años de experiencia estudiando
Tu experiencia previa no temrina ahí – como adulto, tenés experiencia previa aprendiendo por montones. Pensalo bien: en la escuela y la universidad probablemente te volviste bastante diestro aprendiendo en general, y después de eso adquiriste un montón de habilidades como cambiar una goma, jardinería, manejar un pequeño negocio, discutir con tu jefe, criar niños, etc. Muy fácilmente podrías escribir un ensayo titulado “Aprendí mejor cuando…” en cuestión de segundos.
Este conocimiento de tus propias estrategias de pensamiento y aprendizaje se llama metacognición y es una herramienta increíble cuando te adentrás en un nuevo idioma. Gracias a Dios, hay millones de maneras de aprender un idioma, desde clases semanales a cursos de idiomas en el exterior (y sí, es posible aprender un nuevo idioma en un año). Mientras que un niño todavía tiene que aprender cómo prefieren acercarse a un nuevo tema, vos ya tenés el beneficio de la experiencia pasada y podés elegir el método que más te sirva.
6. Tenés perspectiva
No sólo podés armarte de valor para encontrar la motivación y habilidades de estudio que un niño no puede, sino que también contás con perspectiva. Sabés que la vida es un viaje y que el aprender un idioma es una forma – posiblemente una de las mejores – de conocer el mundo y hacer de ese viaje algo un poco más interesante. Es una ventana a una nueva cultura, a una nueva perspectiva sobre la vida y te da la posibilidad de conectarte con gente completamente nueva, de todos los rincones fascinantes de nuestro mundo. Aprender un idioma es una herramienta para ese fin, y tus habilidades no tienen por qué ser perfectas para que comiences a cultivar esos beneficios.