EF Washington DC: La prueba de que el amor y la familia existe en todo el mundo

Me tocó vivir esta experiencia inigualable durante el mes de enero de 2018. Llegar a Washington DC, donde conocí la fuerza que puede causar la enorme y hermosa conexión entre las personas, fue dado por una casualidad que a día de hoy sigo sin poder creerlo.

Antes de elegir dicho destino, pasaron por mi cabeza otros 5, los cuales por muchísimas razones (edad, disponibilidad, etc.) no pudieron ser posibles. Un día viendo YouTube apareció Washington DC, y en cuanto lo ví, cuando ya todas las otras opciones habían quedado como eliminadas, dije: “este es mi próximo destino”.

Y lo fue, inesperado y arriesgado, pero sí que lo fue. Antes de emprender mi viaje los nervios me consumían todo el cuerpo, no quería salir de mi zona de confort, apenas había hablado por WhatsApp con algunos de los chicos. El día llegó y no podía creer lo que estaba haciendo, pero ya era tarde, estaba destinado, lo que yo no sabía ni imaginaba, Era lo que me iba a encontrar. “Mejorar tu inglés por hablar con gente de todo el mundo, asistir a clases con profesores nativos, salir de tu zona de confort y conocer el lugar” – sin duda eso se cumplió y estuvo presente, pero lo que yo encontré fue mucho más, muchísimo más.

¿Me creerían si les dijeran que encontré hermanos y hermanas del alma que quedarán para toda la vida allí? Bueno, ¡créanme que sí! Los días fueron pasando, cuando llegué a destino, las primeras 2 o 3 semanas fueron de adaptación, estaba maravillado desde el primer día. Se dio un hecho fantástico, un hecho que cambió todo y me permite hoy afirmarles todo esto. En mis primeras 4 semanas llegó muchísima gente, conocí realmente gente de todo el mundo, atendí a mis clases, aprendí muchísimo y mejoré mi fluidez. Me enamoré del personal, desde mi profesora hasta la guardia de seguridad, y formé muchísimos grupos de amigos (gente desde Suiza o Japón hasta Ecuador o mi mismo país). Pero todo cambió un día.

En el music room del campus, nos encontrábamos a rededor de 6 personas, mi grupo de amigos más fuerte, a los que más adoraba. En ese cuarto comenzaron a decirse cosas, que quedarán para toda la vida en ese cuarto y en esas personas. Hubo risas, hubo llantos, hubo todo tipo de sentimiento. Dada toda la confianza que nos dimos el uno con el otro, uno tuvo la idea de, debido al apoyo mutuo que nos dábamos, llamarnos la “Familia alternativa”. Comenzó como un grupo de Whatsapp, pero fue muchísimo más.

El tiempo pasó y los lazos se unieron, hubo gente que se comenzó a ir, la tristeza de saber que no vas a ver a alguien de tu familia quizás por años duele muchísimo (sí, los considero mi familia), pero es sólo evidencia de hasta donde puede llegar el amor de las personas. Los momentos no pasaron solo en ese cuarto, durante esos dos meses compartí cosas que nunca me voy a olvidar en mi vida, 2 viajes a Nueva York, visitamos una escuela local, fuimos a patinar, salimos varias veces a mirar las estrellas frente al Capitolio, merendar, comer, compartir clases, quedarse toda la noche hablando con la misma persona sobre cosas hermosas. Realmente que eran y son mi familia alternativa, mi soporte, mi estructura.

Luego de dos meses tocó la inevitable separación, hubo algunos encuentros, pero no pudimos todavía estar todos juntos de nuevo. Estoy seguro que la vida nos dará una revancha, pero solo tengo esto para decirles: Viajen, vivan la vida, conozcan gente, disfruten, no miren atrás. Un viaje con EF para mí fue más que aprender inglés o conocer, como dije antes, encontré a mis hermanos.