De la Patagonia al mundo parte II: La gran manzana
Para los que leyeron mi primera publicación en el blog, sabrán que esta es mi segunda experiencia con EF. Fue increíble que en exactamente un año esté viajando de nuevo. Recién ahora me doy cuenta de cómo cambió mi vida en tan poco tiempo, y todo gracias al espíritu EF y de no parar de viajar.
Gracias al programa EF Ambassadors, en poco tiempo logré un objetivo que veía muy lejano cuando recién aterrizaba de Inglaterra: viajar a Nueva York. Hice un curso de 6 semanas, lo que viví ese tiempo en La Ciudad que Nunca Duerme me va a quedar para toda la vida.
Como me pasó en EF Bournemouth, antes de llegar al campus ya había hecho amigos en el aeropuerto. No hay que tener miedo a viajar solo: en mi primer viaje no sabía incluso ni por donde tenía que subirme al avión, y siempre recibí ayuda. En este segundo viaje, la situación era distinta, pero seguí encontrándome con gente muy amigable. Conocí varios chicos que iban hacia el campus. En el aeropuerto nos estaba esperando el transfer de EF, viajamos todos en el mismo vehículo y es ahí cuando nos conocimos más uno con el otro.
UN PRIMER DIA DISTINTO
Ni bien llegamos al campus, nos asignaron nuestra habitación. Sin desempacar y ni pensarlo, se nos ocurrió viajar hacia la ciudad. Ninguno de nosotros se conocía antes de ese día y mucho menos sabíamos como se llegaba hasta el centro, pero la emoción era tan grande que ni siquiera nos importaba. Eso es lo impresionante que tienen estos viajes, podés no conocer nada ni a nadie, que no te importa perderte, te arriesgás a lo que sea, te largás al mundo. Cuando llegamos al Time Square no lo podía creer, lo imponente que eran los edificios, ese ambiente que podría hasta considerarlo mágico que se genera en la ciudad. Pasaba de estar en un pueblo que no tiene ni semáforos, a una de las megalópolis más grandes del mundo.
Con el tiempo fui conociendo aun más lugares, y nunca me cansaba. Central Park, Brooklyn, Bear Mountain son lugares que voy a recordar toda mi vida y que volvería una y otra vez.
LAS CLASES
Todavia sigo sin creer que alguien como yo, que detestaba la secundaria, haya terminado AMANDO cursar. Tuve la mejor profesora que en mis 18 anos de vida jamas tuve, Angela. Las clases eran súper interactivas, nunca se volvía aburrido. Algo que super valoré de ella, del staff y de todos los amigos que hice, fue el apoyo que recibí. Tuve la desgracia de tener problemas familiares muy graves la segunda semana allá, y si no fuera por el apoyo de ellos, quizás mi estadía en NY no hubiera sido del todo completa. Esas son cosas que súper valoro de EF, siempre me sentí apoyado, protegido y contenido.
BEST ACTIVITY
Si van a Nueva York, y les gusta la adrenalina, les súper recomiendo volar en helicóptero. Son imágenes que van a quedar grabadas para siempre en sus mentes, fue tan impresionante que todavía no puedo creer lo que hice. Esta excursión no solo era volar sobre la ciudad, sino que era un helicóptero con las puertas ABIERTAS. Sí, a dos mil pies de altura, tenías la posibilidad de hasta incluso SACAR LOS PIES hacia el exterior (obviamente con las medidas necesarias para no caerte jaja). Es indescriptible lo que sentí en ese momento, fue una mezcla de adrenalina, emoción, libertad, muchas cosas juntas.
Viví miles de cosas en este tiempo en NY, pero terminé teniendo la misma conclusión que en mi primer viaje a Bournemouth: uno no sólo aprende mucho y mejora academicamente, sino que también se conoce más a sí mismo. Gracias a estos cursos no solo mejoré mi inglés, sino que aprendí miles de cosas de mi personalidad, hasta pude tomarme el tiempo para elegir mi futura carrera universitaria. Quizás suena exagerado, pero literalmente desde que empecé a viajar, mi vida cambió por completo. Hace un año y 3 meses nunca había viajado en avión y ahora conozco Inglaterra, Francia, NY y por último un viaje inesperado a California que fue gracias al programa EF Ambassador, pronto publicaré un artículo sobre ello.